La mulata, Diego de Velázquez |
Durante el siglo XIX, Gran Bretaña se forjó como el corazón de la trata internacional de esclavos, ya que sus puertos eran el foco de la comercialización de negros. Y es que, desde el siglo XI, los británicos cuentan con una numerosa población de diferentes etnias, lo que produjo el caso más significativo de esclavitud.
Regiones | 1492-1600 | 1601-1700 | 1701-1810 | 1810-1870 | Total |
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Imperio portugués | 50.000 | 560.000 | 1.891.400 | 1.145.400 | 3.646.800 |
Imperio británico | 263.700 | 1.749.300 | 51.000 | - | 2.064.000 |
Imperio francés | 155.800 | 1.348.400 | 96.000 | - | 1.600.200 |
Imperio español | 75.000 | 292.500 | 578.600 | 606.000 | 1.552.100 |
Imperio holandes | 40.000 | 460.000 | - | - | 500.000 |
Imperio danés | 4.000 | 24.000 | - | - | 28.000 |
Total | 588.500 | 4.434.200 | 2.617.000 | 1.751.400 | 9.391.100 |
Esta situación llegó a tal punto que se firmó el "Asiento de Negros", un tratado que configuraba el monopolio sobre la caza de esclavos de África y la América hispana, otorgado a Inglaterra a través del Tratado de Utrecht, al terminar la Guerra de Sucesión Española (1713). Con este acuerdo se fijaba que, anualmente, Inglaterra tenía el derecho de traficar con 4800 esclavos negros, durante un periodo de treinta años. Todo esto contribuyó por tanto, al desarrollo del llamado comercio triangular: Desde Europa partían productos manufacturados (textiles, armas, alcohol, bisutería) hacia las factorías la costa africana occidental, donde se cambiaban por la mercancía humana, eufemísticamente llamada «ébano». Los esclavos eran transportados en condiciones infrahumanas a los mercados americanos, donde a cambio de ellos, se adquirían productos coloniales —tabaco, azúcar o metales preciosos— que, a su vez, se vendían en Europa.
Se dio debido a la disponibilidad de los productos (o "lujos populares" y algodón), lo que atrajo a los consumidores, provocando una mayor participación en los intercambios del mercado y una mayor dependencia de los salarios. Esta dependencia salarial provocó la explotación máxima de suelo fértil y trabajos elaborados, todo con sólo un coste de mano de obra, el "moral".
Alrededor de 1770, las inversiones totales en la economía nacional británica se elevaron a £ 4 millones, (o alrededor de £ 500 millones en la divisa de hoy en día). Esta inversión incluyó la construcción de carreteras y canales, de muelles y puertos, de todos los equipos nuevos que necesitan los agricultores y fabricantes, y de todos los buques nuevos vendidos a los comerciantes en un período de un año. Y es que las ganancias generadas por los esclavos eran lo suficientemente grandes como para haber cubierto entre un cuarto y un tercio de las necesidades de inversión globales de Gran Bretaña, dándose así el comienzo de La Revolución Industrial.
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