La etapa autárquica, se
caracteriza por una gran depresión de la producción, la escasez de todo tipo de
bienes y la interrupción del proceso de modernización y crecimiento iniciado en
algunos ámbitos durante la Segunda República. En el ámbito
internacional destaca el proteccionismo comercial y financiero adoptado por los
países europeos durante la guerra mundial y en los primeros años de la
posguerra, así como el aislamiento impuesto a España por razones políticas.
Además, como consecuencia de la implantación de Cartillas de Racionamiento
surgió un mercado negro de distribución clandestina de productos, el
Estraperlo. Estos factores, junto a los daños producidos en la guerra civil,
fueron los principales factores determinantes de los efectos negativos
producidos en la economía española, que permaneció estancada entre 1939 y 1958.
Los años 40 supusieron el pasaje
más negativo de nuestra historia económica y contemporánea, con la eliminación de los partidos políticos y organizaciones de clase, con rígida
disciplina laboral y drástica fijación de salarios, con cercenamiento de las
libertades individuales y la pérdida, en unos casos, y marginación, en otros,
de un capital humano irrecuperable.
Hacia 1958 la situación de crisis
de la economía española seguía siendo preocupante por lo que se desarrolló un
plan de estabilización cuyos efectos fueron diversos: se puso fin al
aislamiento económico de España agilizando los intercambios exteriores, se
redujo la demanda interior y los precios de mantuvieron estables, la balanza de
pagos mejoró y la devaluación de la peseta provocó el crecimiento del turismo.
También tuvo efectos negativos: paralización de la actividad económica
traducida en la reducción del consumo, la inversión y el aumento del paro. Además,
la renta anual decreció, lo que aumentó la emigración de muchos españoles.
En 1960, se inicia la última
etapa, que se caracteriza por el desarrollismo, ya que se llevan a cabo tres
planes de desarrollo para estimular la producción a través de inversiones
publicas y ayudas a las empresas y preveían la creación de polos de desarrollo.
Durante este período la economía experimenta un rápido desarrollo que se ve
motivado por la favorable situación internacional, las masivas inversiones de
capital extranjero, los ingresos procedentes del turismo y de los emigrantes
españoles y las inversiones estatales en obras públicas.
Los principales beneficiaros de
este desarrollo económico fueron la banca y los grandes grupos industriales. El
crecimiento industrial y la transformación económica durante la década de los
60 fueron espectaculares.
Puede observarse la influencia que tuvieron estas etapas en la evolución del PIB, tal y como refleja la siguiente gráfica.
Otro impresionante articulo, muy interesante y muy bien expuesto. Gracias.
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