En las economías más primitivas, los sujetos eran autosuficientes, de modo que no actuaban entre ellos. El nacimiento de grupos más amplios o sociedades, trajo consigo la progresiva división del trabajo: los individuos dejaron de ser autosuficientes y necesitaban de los demás para satisfacer sus necesidades, en otras palabras, la división del trabajo exigía el intercambio entre los sujetos. Al principio se daba mediante el trueque de objetos directamente útiles en sí mismos, como el ganado, recolectas… Posteriormente comenzó en los mercados un sistema común de fichas, más conveniente para el servicio de la comunidad. La idea se desarrolló de tal modo que elementos meramente atractivos, como conchas cauri, eran canjeados por mercancías más útiles. Este es el caso de los metales preciosos, de los que se hicieron las primeras monedas acuñándose a un peso determinado. Herodoto atribuye esta innovación al rey de Lidia, presumiblemente a finales del siglo VIII a.C. Con el paso del t